¿Qué pasaría si los esclavos afroamericanos hubiesen adorado a Satanás en lugar del cristianismo? Manuel Gagneux nos regala esa posible distopia musical en Stranger Fruit.

Calificación: 4/5

‘Stranger Fruit’ es el segundo álbum de estudio de la banda suiza Zeal and Ardor, liderada por el multi-instrumentalista, irónico y onírico Manuel Gagneux. Nacido en Suiza en el año 1989, Gagneux crea el concepto de la banda con la intención de retratar una época llena de represión, dolor y terror de una manera increíblemente descriptiva bajo la premisa de que los esclavos afroamericanos hubiesen adoptado el Satanismo en lugar del cristianismo, «¿Cómo sonaría el gospel satánico?» como él mismo lo plantea.

‘Stranger Fruit’ no es sólo la seguidilla de su primer LP, ‘Devil is Fine’ que todavía dejaba que desear un poco en términos de ejecución, es la maduración de su sonido, único y bien definido. El sonido general de la producción es pesado, no muy limpio, no muy retocado en la mezcla, lo cual me parece más que necesario en una fusión así, la crudeza del black metal está muy presente en la producción. Adorar a Satanás desde una estética gospel es lo que logra, black metal y espirituales unidos de una manera muy orgánica. El producto final es altamente detallado, el concepto es fuerte y dinámico, la crítica social está presente con la ideología de Gagneux impresa en las letras, «acabar con la peste del cristianismo».

El título del álbum es una referencia directa a la canción ‘Stranger Fruit’ de Billie Holiday, una canción que habla sobre el racismo y el linchamiento de afroamericanos. Fueron lanzados 4 sencillos: ‘Gravediggers Chant’, ‘Waste’, ‘Built on Ashes’ y ‘You ain’t Coming Back’. La portada de cada sencillo es una manzana en diferentes estados de descomposición.

«Intro», la primera pista del álbum que, el mismo Gagneux dice que «pone el estado de ánimo para lo que viene después», es una bienvenida cálida a lo que sigue: Un álbum conceptual muy pesado en lírica y composición. De igual manera se presenta como una pista muy digerible para escuchas de diferentes escenas musicales. Un arranque un poco lento para lo que viene después.

«Gravediggers Chant», es un claro ejemplo del sonido definido, con letras densas y provocativas, una voz melosa y armoniosa, llena de emoción es lo que se transmite aquí, con la intención de transportarnos a la época de la cual está hablando, el sufrimiento y daño irreparables que dejó la esclavitud. En cuanto a la composición a pesar de toda la carga emocional y crudeza que Gagneux transmite con su voz, deja un poco que desear, no tiene tanto impacto auditivo como pistas posteriores y el ‘fade out’ para terminar me parece un recurso un poco trillado.

«Servants», nos lleva de la mano a un sonido un poco más inteligible por su estructura de black metal, himnos que bien podríamos estar cantando en una misa en un domingo son tergiversados para adorar a Satanás, en el coro se hace un llamado a los «sirvientes» para unirse y salirse con la suya, acordes suaves y armónicos en el puente seguidos de un coro desgarrador y aterrador, poniéndonos en un estado casi de trance, listos para la siguiente etapa de nuestra conversión.

«Don’t you Dare», una de mis favoritas personales, el contenido lírico y las inflexiones vocales de Gagneux hacen que sea una canción cargada de odio y vil desprecio por parte del «capataz», repitiendo una y otra vez la frase «Don’t you dare look away boy» en cada ocasión más cargada de furia desmedida, pero acompañada de coros bien melódicos, tomando elementos bíblicos así como lovecraftianos para crear una atmósfera pesada y llena de desesperación, sube el mood general del álbum hasta casi un punto caótico y pasajes más crudos, Gagneux describe la canción como: «La simple idea de que exista algo tan horrible que el sólo mirarlo acabe con tu vida me es fascinante». De igual manera el cierre me parece un poco débil, dado el caos venidero.

«Fire of motion», furia desmedida desde los primeros segundos, atmósfera completamente oscura y llena de desesperanza sólo frenada un poco para que podamos apreciar las desgarradoras letras, una de las mejores pistas en cuanto a composición y estructura se refiere, riffs fuertes, crudos, pero aún así llenos de fluidez y armonía acompañados con unos guturales fortísimos. El esfuerzo en mezclar estos dos géneros en esta pieza es palpable, detallado y amenazador.

«The Hermit», una pista que hace la función de interludio, definitivamente bien colocada a esta altura del álbum ya que desvía un poco la atención del acelerado ritmo y caos que venía creándose en piezas anteriores, ayuda mucho a que el escucha siga atento a lo que viene y que el concepto en general no sea tan unidimensional.

«Row Row», otra de las favoritas personales, es una mezcla casi perfecta de los sonidos que se quieren incorporar en el concepto, incluso suena alegre en pasajes, aunado los himnos religiosos de nuevo, bien podríamos estar con un coro en una iglesia cantando que somos los últimos de la legión, los mejores de los bastardos, esclavos de nadie, mientras deseamos morir para no seguir el sufrimiento que la esclavitud nos representa.

«Ship on Fire», abandona toda esperanza, eso transmite, «vengo por voluntad propia a renunciar a mi vida», destacan los coros con temática ocultista e incluso algunos cánticos en latín, invocación al más puro estilo del mismísimo Aleister Crowley, es considerada también por algunos como la segunda parte de «Row Row».

«Waste» es una canción que es contradictoria a propósito como parte de ese humor ácido e irónico del que nos hace presos Gagneux, utilizando el «millenial whoop», un estilo estructural simple que se utiliza en muchísimas composiciones de pop, «es la canción más oscura en todo el álbum» menciona Gagneux, incorporando en su totalidad los elementos de gospel, soul y black metal en una mezcla homogénea llena de sátira.

«You Ain’t Coming Back», la segunda mitad del álbum, aunque precisa e impredecible, deja un poco que desear, empezando por esta composición, parece que la ambición por alcanzar tantos matices y con tantos significados simbólicos y literales hace que el sonido se desborde, la intención de esta pieza es en una primera instancia crear una pista que sea igual de fuerte que una de metal extremo sin incorporar todos los elementos técnicos ni los recursos para crear el sonido, se utiliza hasta el cansancio la disonancia en las guitarras para lograr el efecto brutal.

«The Fool», otra pista de interludio, llena de humor, retratando a un bufón, utilizando organillos y teclados un poco exagerados para crear ese efecto, de igual manera baja un poco los decibeles para mantenernos pegados a la bocina hasta el final.

«We can’t be Found», una pista directa y llena de riffs pesadísimos, va al grano sin dejar la fusión de lado, tomando arreglos casi de manera literal de una pista de thrash, pero apaciguando el ritmo en los puentes, está llena de riffs, Gagneux menciona: «Era un cúmulo de riffs y beats que logramos amalgamar en una manera cohesiva», a pesar de tener tantos elementos, incluso en los últimos 45 segundos con palm mute que nos recuerdan a Meshuggah, suena fluida como casi todo el álbum. Bien podría estar saltando y pataleando en medio de in «circle pit» con ésta canción de fondo.

«Stranger Fruit» es la pista que le da nombre al álbum y a mi parecer es un poco decepcionante, en pasajes casi nos deja entrever a un Korn de Jonathan Davis pero diluido, me parece una canción que no hace ningún tipo de transición relevante a otro pasaje más interesante.

«Solve» o «The Fool» parte dos, sí, ya veníamos bajando el ritmo de nuestra carrera con «Stranger Fruit», aquí nos para de lleno la emoción con esos organillos sintetizados, están de más y no llevan a ningún lado, el cierre es triste en realidad, a pesar de la creatividad y elocuencia del concepto.

«Coagula», bien, si no es una pista que sirva de interludio, al menos nos trae de vuelta a la oscuridad con esos cánticos en latín y esos riffs pesados.

«Built on Ashes» el cierre de éste gran álbum, no es tan grande como el álbum en general, me parece que las influencias de metal alternativo que tiene son llevadas a una manera literal, como pasa en «Stranger Fruit», el fondo instrumental es muy melancólico y aunado a las vocales de Gagneux, ayudan mucho.

Me pregunto qué más tiene para ofrecer Zeal and Ardor, ya que éste álbum es un parte aguas en cuanto a la fusión y la dirección que puede llevar un género tan inexplorado y vasto como lo es el black metal, lo primero ya sea por puristas del sonido crudo y visceral, o por conformistas, Zeal and Ardor dio todo en cuanto a creatividad y explorar su sonido para así definirlo, esperaría algo similar en un futuro pero, Manuel Gagneux, ¡¡Sorpréndeme!!

Track List:
1. Intro
2. Gravedigger’s Chant
3. Servants
4. Don’t You Dare
5. Fire of Motion
6. The Hermit
7. Row Row
8. Ship on Fire
9. Waste
10. You Ain’t Coming Back
11. The Fool
12. We Can’t be Found
13. Stranger Fruit
14. Solve
15. Coagula
16. Built on Ashes

Alineación:

Manuel Gagneux: Vocales, guitarra líder, guitarra rítmica, sintetizador, programación.
Denis Wagner: Vocales de apoyo.
Marc Obrist: Vocales de apoyo.
Mia Rafaela Dieu: Bajo.
Marco Von Allmen: Batería.

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