Crónica AMFest 2019 en Barcelona, día 1: «Oscura Posesión»
Texto por: Jordi Campàs / Fotos: Jordi Bertrán Hermosilla

Foscor / PH: Jordi Bertran Hermosilla

Séptima edición de este festival que nació en 2013 como Aloud Music Festival, al igual que el sello discográfico que lo organizó inicialmente, y orientado hacia la música experimental, el noise-rock, música instrumental. Al igual que el pasado año repiten en la remodelada fábrica textil en el antiguo municipio de Sant Andreu de Palomar, anexionada a la ciudad de Barcelona hará poco más de un siglo. En las cinco anteriores ediciones lo habían realizado en la sala 2 de Apolo. Aparte de crecer en espacio y asistencia, también ha ido aumentado en el número de jornadas, esta vez con el añadido de una jornada inaugural del día jueves compuesto por un par de actuaciones, los locales Foscor, y los norteamericanos Daughters.

Foscor

Los barceloneses Foscor surgen de esa oscuridad que les da nombre con su vocalista Fiar, envuelto en una especie de foulard que le cubre la cabeza, mientras la intro “Dels Quatre Vents”, del compositor catalán Eduard Toldrà i Soler da inicio al lánguido y trascendental viaje por las sombras, y los sepulcros blancos, título de su disco de 2019, Els Sepulcres Blancs. Desde la inicial “Canço de Mort”, o “Els Colors del Silenci” donde los redobles y un ritmo frenético nos llevan, como explicó su cantante, hasta tantos silencios sobrevenidos tras el referéndum independentista realizado hace dos años en Catalunya, la represión policial sufrida, seguida y perseguida por la judicial que nos acontece. De discos anteriores nos hipnotizaron con “Espectres al Cau”, “Ciutat Tràgica” o “Malson” (Pesadilla). Se despidieron con “Cel Rogent” (Cielo rojizo), no sin antes agradecer a la organización, técnicos, y público, el apoyo concedido, así como calificar a este festival como una pasada.
No sé si el festival se merecerá tal calificativo cuando finalice, pero  si se le puede dar tal calificativo al directo de Daughters. Los de la pequeña ciudad de Providence, en el Estado de Rhode Island ejecutaron un show para recordar. Si los chicos de Foscor procedían de la escena black catalana para transformarse en un post-metal progresivo y atmosférico, los norteamericanos también abandonaron ritmos más extremos como el grindcore, para adentrarse en el noise-rock industrial, y el math-rock del que tanto desdeñan. Así que pasamos de ambientes sepulcrales, a un ruido controlado y corrosivo, y un frontman incontrolado que nos dejó atónitos en su segunda visita a la ciudad. Basaron su repertorio en sus dos últimos discos, el que grabaron antes de su separación en 2010, pero especialmente el editado hace justo un año, You Want Get What You Want, desde las iniciales “The Reason They Hate Me”, “The Lords Song” y “Satan in the Wait”, hasta la despedida con “Ocean Song”.
Entre medias una hora viendo dos shows paralelos, el ejecutado por el quinteto instrumental sobre el escenario, y

Daughters

por otro lado, el de Alexis S.F. Marshall, que se pasó bastante más tiempo fuera de él que dentro, mayormente en la valla que separa la gente de la tarima, golpeando el micro contra todo, mordiéndose el brazo, sin olvidar que se lanzó sobre el público, y que anduvo por toda la sala durante el tema que les da nombre, del que volvió sin camisa, para ataviarse con un cinturón atado al cuello, y como poseido dar termino a su autodestructiva actuación, que también sufrió la batería de Jon Syverson. Me recordó en algunos momentos la memorable presentación de Marilyn Manson en Barcelona, allá por el 97, en la sala Bikini ante unos quinientos fans, hoy habían unos setecientes, durante la cual acabó destrozando todo lo que pudo, incluida la batería. Aunque tan solo fueron dos bandas para abrir el festival, no fue poca cosa.

About Author