Reseña: Cult Of Luna – A Dawn to Fear (2019)
Por: Marcos DC

Tracklist:
01. The Silent Man
02. Lay Your Head to Rest
03. A Dawn to Fear
04. Nightwalkers
05. Lights on the Hill
06. We Feel the End
07. Inland Rain
08. The Fall

Los más grandes exponentes suecos del Progressive Sludge o Post Metal -como prefieran- han retornado con todas sus fuerzas, editados nuevamente por Metal Blade Records. Se trata de su octavo larga duración, tras su último trabajo del 2016 en conjunto con Julie Christmas, que dividió opiniones, quedando valorado en algún punto móvil sobre la superficie poblada por otras colaboraciones similares, como la de Neurosis con Jarboe o la de Metallica con Lou Reed. De hecho, hay quienes consideran a ese álbum al margen de sus LPs, en cuyo caso A Dawn to Fear sería el séptimo álbum de COL.

Los dos primeros tracks, The Silent Man y Lay Your Head to Rest, fueron los cortes de difusión, en ese mismo orden, ambos con impactantes videos de gran calidad cinematográfica, que se conectan entre sí narrando una historia compleja y misteriosa.

Musicalmente, se trata de una obra con todas las características distintivas de COL, desplegadas en ocho temas que suman casi una hora y veinte minutos. The Silent Man, desde su inicio, impacta con un bajo al frente, que será un rasgo particular de todo el álbum. No es que sea algo novedoso para esta banda, pero sí es predominante en este último trabajo. Abundan los momentos en que las guitarras permanecen silenciosas para que la base rítmica marque el pulso de la marcha hacia ese destino tan temido. También aparecen los riffs pesados y las melodías flotantes, casi etéreas, que ya son marca registrada y que se entretejen con los teclados.

Lay Your Head to Rest vuelve a empezar con el bajo en primer plano junto con una batería sutil, hasta que las guitarras irrumpen solemnes, épicas, con un riff cautivante. La veta progresiva se manifiesta en cada canción, con ascensos y descensos cual caminata entre las montañas, en medio de un clima cambiante, por momentos melancólicamente acogedor, y en otros amenazante.

La voz de Johannes Persson sigue constante en su alcance, en su espectro de furia angustiante reflejada en su rasposo timbre gutural. Fredrik Kihlberg, continúa luciéndose con su voz calma, hipnótica, para los momentos que la ameritan.

A Dawn To Fear, canción con el nombre del álbum, vuelve a empezar despacio, con esa batería delicada y ese bajo denso, pero las guitarras tranquilas y la voz susurrante ya anuncian un tema lento de COL, de esos que transmiten una nostalgia por paisajes y episodios tan solo imaginados. Otra vez el bajo, hacia el final, erige la melodía del tema, para darle paso a los acordes de guitarra que marchan taciturnos hacia el crepúsculo.

Nightwalkers inicia diferente, esta vez con la guitarra, hasta que nuevamente el bajo se impone, acompañado de su delicada acompañante percusiva. Todo se torna más brusco, y la voz vuelve a alzarse desgarradora como siempre.

Lights On the Hill, también comienza con pronóstico de tema lento, pero ya sabemos que en las zonas montañosas eso puede cambiar repentinamente. Todo se va agitando, pero las voces se demoran en aparecer, y cuando lo hacen, hay que entregarse y dejarse llevar, pues no hay alternativa.

We Feel The End, es el canción más pacífica y apesadumbrada del disco. Inland Rain vuelve a agitar lentamente la atmósfera hasta desatar otra vez la tormenta, con esos gritos y machaques entrecortados que COL domina con maestría. Para terminar, The Fall, de alguna manera recapitula el trayecto de ese sueño, pesadilla, deseo, premonición, o lo que sea que atraviesa el álbum, y lo hace incluyendo un poco de cada elemento presentado anteriormente. Encontrar un tema preferido en este trabajo va a ser todo un desafío.

Las letras parecen estar entramadas en uno o varios enigmas, pero son tan oníricas y ambiguas que no habilitan la idea de un álbum conceptual, no en un sentido claro, al menos. Sí puede decirse que hay algo vinculado a un oscuro pasado que retorna para convertirse en destino, como una trampa eterna.

El arte visual es de una calidad exquisita. Una vez más, como en Vertikal (2013) recurrieron a la litografía de Erik Olofsson, y además de formar parte del disco, puede adquirirse como obra de arte por separado, en una tirada de 150 copias. En esta ocasión fueron más allá, ofreciendo también una cantidad limitada de 150 colgantes artesanales realizados por la joyería Legion de París, idénticos al que aparece en los dos videos oficiales.

En fin, A Dawn to Fear constituye un excelente disco de COL, no sería de extrañar que muchos de sus seguidores lo adoptaran como favorito. Sin dudas está entre los más destacados de una discografía bastante pareja en cuanto al nivel artístico. Lo que es absolutamente seguro es que nadie quedará decepcionado, más bien todo lo contrario.

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